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domingo, 16 de octubre de 2011

Retro horror

La historia del pop, como la del resto de artes, la de la gastronomía o la de la política, se rige por ciclos. Y los subgéneros, a veces, llegan a crear auténticas pesadillas sonoras y estéticas. Yo, personalmente, hacía miles de años que no sufría un shock tan profundo como cuando vi la portada del nuevo disco de Ladytron. ¿Va en serio colar este atentado estético o es sólo un guiño para reírse de lo más horrible del rock de los 70?


Todo hay que decirlo: de puro espanto, esta carátula me fascina durante los cinco segundos escasos que puedo contemplarla de continuo sin retirar la vista.

El mundo de la música siempre depara una atrocidad mayor que la anterior.


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"Esos melenudos trepidantes que se dejan ver últimamente no sirven, ni con mucho, al fin al que está llamada la juventud de España"
(Luis Carrero Blanco)

lunes, 15 de agosto de 2011

Por los Rivers de Babylon (II)

(Segunda parte de la entrevista a David von Rivers sobre su libro 'Navia caótica')

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-      - ¿Por qué los que hoy día se denominan a si mismos punks son sólo pálidas copias (como ves, soy muy indulgente) de los Pistols o los Damned?

-     - ¡Y ojalá! Los Sex Pistols y The Damned eran estupendos, excitantes y divertidos. Date cuenta que sucede siempre, en todos los estilos: las bandas primigenias son siempre muy distintas entre sí. Sex Pistols, The Clash, The Damned, Buzzcoks, Crass… ¿Se parecían en algo entre sí? ¿Cómo de clónicos eran Bad Brains, Dead Kennedys, Black Flag o Minor Threat? Apenas nada, salvo que eran rompedores con su época. Hoy el sonido hardcore punk es una forma de hacer, un conjunto de reglas que seguir. En resumen: puro revival. Supongo que los que se denominan a sí mismos como punks están demasiado inmersos en una ortodoxia que no les permite ni pensar ni respirar, por eso valoro a grupos como C-utter, Scumearth, Sons Of Bronson, Atomizador, Mixturizer o Fasenuova, por ejemplo, porque escapan de todo eso. En ese sentido, encuentro más interesantes a figuras como Frank Zappa, y más punks, aunque renegasen de ello, que alguien que a día de hoy no tenga otras ideas que los estereotipos que se han ido creando desde hace años. “No Future” no quería decir que no existiese un mañana, y que hubiese que abandonarse a la autodestrucción. “No Future” significaba que no hay destino, que la existencia y la vida están por hacer. El punk olvidó reinventarse constantemente, ese fue su problema.

De todas formas, la mediocridad existe en todas partes, ¿por qué no en el punk? Eso sí, también hay obras punk de una universalidad y trascendencia escalofriante. Escucha y lee cualquier cosa de Ruido de Rabia, por ejemplo. Ahí hay una sutileza y una inteligencia que van más allá de cualquier estilo musical. Es eso lo importante del punk: inspirar, inquietar, remover. Da igual que sea sin saber tocar o sabiendo, con una guitarra o con un sintetizador. Lo importante no es llevar una cresta o una camiseta de Exploited.

Xplosiv Joint a mediados de los 90. Ellos fueron pioneros caóticos. 
(foto tomada de su Myspace)


-       -Me gustaría hablar también del proyecto Duga-3 ¿Puede este ‘grupo’ asociarse a Navia caótica?
-      -Duga-3 no es un grupo. Digamos que la persona que está tras ello (yo) es completamente irrelevante, dado que ni siquiera me considero músico. Lo que me interesa es crear un ambiente, una sensación, una imagen y trasmitirla de la forma más pura al oyente, mediante fotografías, títulos y sonidos. En realidad, es lo que intento hacer cuando escribo, y lo que siempre me ronda la cabeza cuando lo hago: ¿Estoy transmitiendo bien la imagen, la sensación, la época, la emoción? Con Duga-3 me he llevado una muy grata sorpresa, dado que las pocas personas que lo han escuchado (no es música para todo el mundo, ni para cualquier momento) me han dado la impresión de que han comprendido lo que quería transmitirles.

“Navia Caótica” ya no existe. Eso fue una época, un momento irrepetible, algo que no va a volver. Ni siquiera los músicos de la “Navia Caótica” son ya “Navia Caótica”. Ahora hacen sus cosas, muy interesantes algunas de ellas. En este momento en la zona del occidente hay muchísima actividad musical, muy buenos grupos, se editan muchos discos… Esto ya es otra cosa cualitativamente distinta, un espíritu diferente. En ese sentido, Duga-3 es un poco de música más, una pequeña obscuridad dentro de un conjunto de bandas cada vez más amplio. Una cosa seria, pero pequeñita y humilde.

-     - Cuéntanos como surge tu pasión por el ruidismo, ¿Defensa tuvo algo que ver en la concepción del proyecto?
-    - La elaboración del doble CDr tributo y discografía de Defensa fue lo que terminó de animarme a autoeditar mi primer trabajo ruidista con Duga-3, pero en verdad, yo ya venía haciendo ruido desde 2001, desde antes de que existiese Defensa o conociese su existencia. Lo cierto es que descubrí a Defensa bastante tarde, pero aún así me impresionaron hondamente. Eran un grupo increíble, con una imaginería demencial alrededor (El Sindicato de la Defensa), y un concepto muy puro de cómo querían hacer las cosas. Eran caos.

Comencé a hacer ruido con mi ordenador con un espíritu muy punk. El problema que tuve cuando comencé a interesarme por el ruidismo fue que no encontraba un concepto unitario para lo que estaba haciendo, algo que le diese una entidad y enfocase las sensaciones o imágenes que quería evocar con mi ruido. Curiosamente, fue mi pasión por el doom lo que me orientó en una dirección concreta. Considero el doom unos de los subgéneros (¿o género, dado que nació al mismo tiempo que el heavy metal?) más fiel y respetuoso a sus propias raíces, y a la vez con una gran tolerancia a la inventiva e innovación, en un género tendente al encorsetamiento como es el metal. El doom tiene atmósfera, raíces, alma y evoca imágenes poderosas, lo mismo que produce el contemplar una ciudad en ruinas, cubierta por la vegetación. Es como un viaje en el tiempo o en el espacio. Evidentemente, Duga-3 no es doom, (aunque puede que haya elementos de drone), pero el espíritu es el mismo: evocar imágenes de decadencia. ¿Para qué? Pues para cuestionar el inquietante camino hacia el que nos lleva nuestra civilización.  Ciudades vacías… 

Si usted todavía asocia esto al punk... por favor, márchese y no vuelva
(Foto: Ready 4 Riots)

(Continuará)

domingo, 10 de julio de 2011

Por los Rivers de Babylon (I)

Hace unos meses hablábamos de un libro sobre el punk que iba a soprender a más de uno. Yo mismo estoy entre ellos, ya que la relectura de Navia Caótica me ha deparado varias sorpresas. Y por ello no me he podido resistir a entrevistar a su autor, mi compay David von Rivers. Como es un cuestionario largo, va por entregas. Ah, se ha preservado el formato remitido por email, sin más añadidos. ¿Por qué? Muy sencillo: las entrevistas realizadas a amigos que se transcriben de una grabación, acaban pareciendo patéticas charlas de cafetín. A este respecto, me viene a la mente una protagonizada recientemente en un periódico asturiano por un par de imbéciles con ansias de literatos. Pero no me pidan nombres: ya decía mi abuela eso de "al enemigo, ni agua". Ni mucho menos publicidad gratis. Lo de Rivers, si me permiten la osadía, es otra cosa, y como tal pueden comprobarlo en los siguientes párrafos.

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-     David, esto es como preguntarle a un ludópata por qué dilapida su dinero y su salud en las tragaperras, pero en fin, allá va: ¿qué te hizo ponerte manos a la obra y escribir este libro?


-       Con la introducción a la pregunta prácticamente lo has dicho todo… En mi vida, a menudo me he encontrado embarcado en proyectos que me reportaban mucha satisfacción personal, pero que, desde un punto de vista pragmático, han hecho que más de un vecino me mirase como a un completo alien. ¿Nunca has tenido un día de crisis en que te hayas preguntado: “¿por qué necesito complicarme la vida escribiendo un libro?” Al final, te das cuenta de que no hay una buena respuesta a esta pregunta, ni en un sentido positivo ni en uno negativo, pero ves que es algo que necesitas hacer. En fin, “Navia Caótica” surgió porque quise recuperar una época y salvarla del olvido. Inicialmente pretendía que fuese un fanzine. Qué ingenuo: a los pocos meses las cosas se me fueron de las manos. Y me alegro.

 -      Cuéntame un poco el germen musical de esa Navia caótica.
 -    Fue un grupo de amigos inspirados por el grupo hardcore Xplosiv Joint, y toda la subcultura que ellos trajeron activa y pasivamente. Gracias a ellos aprendimos los mecanismos del do it yourself (hazlo tú mismo), y el “know how” para grabar una maqueta, organizar un concierto o publicar en formatos semi-profesionales. Comenzaron a aparecer bandas en un sitio donde tener un grupo de rock era lo más remotamente cool que podías hacer con tu status social. Una vez que se perdió el miedo al “qué dirán”, a las burlas de quien no comprendía que montar una banda de rock no equivalía a querer salir en la radio o la TV, comenzaron a aparecer aún más grupos. Y como todos éramos amigos, formábamos una especie de cooperativa, prestándonos mutuo apoyo, sin competencias ni cucañerías de esas que a veces se ven por ahí… El underground era para nosotros un orgullo especial, dado que entonces todo era más trabajoso.

 -     Corrígeme si me equivoco ¿el concepto de ese ‘caos naviego’ existía desde principios de los 90?


 -     En realidad, “Navia Caótica” era la expresión con que las bandas hardcore punk se referían a Navia, hay carteles de conciertos con eso. Con tantos grupos, tanto intercambio de miembros, tantos proyectos paralelos, y algunas personas simultaneando en varios grupos, etc., estábamos seguros de que aquello daba una imagen externa de caos. Había gente que se empeñaba en preguntarnos el por qué de todo… ¡Y a nosotros nos interesaba más el cómo! También porque “caos” es una palabra muy punk.

 Anteriormente a esta época, el occidente era caótico, en el sentido de primigenio, aunque de ahí salieron bandas que plastificaron sus temas en los 80 y 90, épocas muy complicadas para estos menesteres, y más en Asturias, y más aún en el occidente. Fue el caso de Dóberman, Pirámide, Sin Nombre y BH Rockabillyblues. Dada la situación geográfica del occidente, muchas de estas bandas se sentían en tierra de nadie, demasiado alejados de la capital.

 
Nada es lo que parece, y él es bastante más punk que los de la crestita, los discos de Mago de Öz, las camisetas llenas de mierda y demás carcundia-rock que ya se imaginan
(foto: Isabel Gómez)



 -    Leyendo este libro me ha ocurrido algo extraño: aborrezco la época que abarca y, sin embargo, me veo inmerso hasta las cachas en ella y, al final de la lectura llego a pensar que aunque todos éramos bastante descerebrados, los musiqueros de los años 90 estábamos ENAMORADOS de lo que hacíamos. Hasta el punto de que abrazábamos con furia causas difícilmente defendibles y que a menudo caían en el fundamentalismo (léase indie, hardcore, straight edge, veganismo, y ya en plan desbarre, ultraizquierdismo y/o neofascismo...). Concluyo este berenjenal con una pregunta hippy: ¿ese amor justifica haber estrellado nuestras ilusiones contra el muro que es la vida real?

 -  Qué curioso. El otro día se me vinieron a la cabeza los que podrían ser los dos motivos principales del libro, parejos a la música: el tránsito de la adolescencia a la vida adulta, y el hacer algo en la vida además de trabajar como un burro: tener una afición, una pasión, una inquietud. Siempre ha existido cierta curiosidad en el centro de Asturias sobre los motivos por los que desaparecieron todas las bandas netamente hardcore punk de la zona del occidente después de 2001. Y la respuesta es esa, las primeras responsabilidades, el desencanto, el, en muchos casos, pretender madurar dejando las pasiones a un lado, como si fuesen trastos infantiles, lo cual es uno de los peores errores que uno puede cometer. Hay unos cuantos testimonios muy reveladores en el libro sobre ese momento de colisión, cuando compruebas con impotencia que la realidad no se pliega a tus deseos. ¿Enamorados de lo que hacíamos? ¡Claro que sí! ¿Acaso hay otra manera de relacionarse con la música, la literatura, el cine, la fotografía, el deporte o este tipo de pasiones en general? Me gusta la gente con inquietudes, me da igual de qué tipo, incluso aunque no las comparta. Y la única manera de vivirlas es metiéndose en ellas hasta el cuello. Las pasiones son para vivirlas y necesitarlas. Me aterroriza la gente sin inquietudes. La curiosidad es lo que te mantiene joven y vivo. 

 -       ¿Te suelto otro tópico?

-       Me alegro de que me hagas esa pregunta.


 -       Pues ahí va: ¿es válida la ideología punk en 2011? (Nótese que digo ideología, no sonido)
 -      Evidentemente, el sonido punk no es más que otro estilo musical, como el rock, el pop, el heavy metal o el reggae, y ha sido convenientemente pautado y etiquetado, primero por “músicos” y aficionados y luego por los sellos musicales y las multinacionales. El problema del punk es que viene del rock’n’roll, de un esquema voz-guitarra-bajo-batería que resulta fácilmente vendible y reconocible (pero que nos encanta).


 Sin embargo, la ideología punk sigue muy vigente. Observa qué es lo que indigna al movimiento de los indignados. Eso es punk. Después vete a casa y pon las noticias, sumérgete en la desinformación. Concéntrate en ella durante media hora. Después de observar esa especie de magazine de moda, absurdo y terror en que se han convertido los telediarios, dime lo que sientes. Esa desazón, esa rabia, esa sensación de doble indignación, esa sensación de que tu inteligencia está siendo insultada por una estructura violenta y absurda… Eso es la genuina chispa del punk. Los tiempos de crisis (no hablo sólo de los achaques del neoliberalismo, si no de la crisis de toda una civilización) siempre han favorecido al punk, a las personas que se cuestionan la inercia del pensamiento global. Son épocas en las que se revelan más que nunca las injusticias estructurales de nuestra sociedad. Vacaciones en la  miseria de los demás, como decían los Sex Pistols. El punk siempre es un primer paso.


Por otra parte, la ética y la forma de hacer las cosas del punk siguen vigentes hoy en día. Una de mis bandas favoritas a nivel nacional son los C-utter de Barcelona. Son una banda punk en cuanto a actitud, aunque no en cuanto a ese sonido rock’n’roll que mencionaba antes. De hecho, son una banda que musicalmente espanta a mucha gente, incluso a los que se dicen amantes de los sonidos más extremos. ¿Por qué? Por que C-utter son ruido (su música no es rock’n’roll, desde luego), son arte (en sus actuaciones incluyen performance, y han llegado a ser acompañados por bailaoras), son mensaje (han dedicado varios discos a concienciar sobre temas que ellas estiman relevantes) y además tienen un código de honor (el propio del underground autogestionado). Sus miembros tienen un sello DIY (Fuck The Bastards) que lo mismo edita a ruidistas, que a cantautores folk, que a grupos crust, que vinilo, cinta o CDr. Y eso, a mi modo de ver, es mucho más interesante que el enésimo disco que hayan publicado Bad Religion, o el último clon de Tragedy que haya aparecido en la escena. Creo que bandas como C-utter merecen más atención.
 (Continuará)

jueves, 30 de junio de 2011

Cinema purgatorius # 2

Dificilmente puede uno concebir la década de los 80 sin rememorar esas salas en oscuridad que ya se están imaginando, llenas de gentes de todas las edades y condiciones suspirando sudorosas y semihipnotizadas mientras agarran una cosa crujiente con una mano, a la par que emiten gritos de júbilo, de pánico o de dolor ante las historias que pasan delante de sus narices. Tendría que llegar el Betamax y el VHS para que la gente abandonase este lugar (o séase, los cines) por otros locales parecidos donde los que reinaban eran otras criaturas estrafalarias o anodinas, salidas de películas de Pedro Almodóvar o de Fassbinder.

En fin, como me estoy liando desde el principio, y antes de que se irrite la gente alegre, concreto a lo que me refiero: una tarde en el cine 'normal' durante los años 80 era una excusa para soñar despiertos. Aunque lo que se ofreciese fuera un conglomerado que mezclase sin pudor y en una sola dosis marines estadounidenses a bordo de un portaaviones nuclear, viajes en el tiempo, episodios bélicos de infausto recuerdo, historias de amor inverosímiles, funcionarios verborreicos y japoneses boquiabiertos, entre otros muchos elementos delirantes más. ¿Verdad que una película así es un sueño extraño, o mejor dicho, una empanada que no hay por donde cogerla? Pues sí y no, señores. Porque esa cinta existe, y lo que es más curioso, se deja ver con gusto 31 años después de ser estrenada. Siempre y cuando usted tenga eso (el gusto, digo) un poquillo más flexible y menos exquisito que el de tanto 'emo' y tanto 'hipster' como menudea hoy día.

 Estos de marrón ¿de qué instituto son?

Y es que 'The final countdown' (traducida patosamente al castellano como 'El final de la cuenta atrás') es una psicotrónica película que narra cómo el portaaviones Nimitz de la Armada norteamericana, a cuyo frente está el capitán Matt Yelland (un otoñal Kirk Douglas), se dispone a hacer unas maniobras de rutina por el Pacífico en el verano de 1979. En Pearl Harbour se sube una especie de consultor sabelotodo llamado Warren Lasky (interpretado por Martin Sheen) que va a hacer no se sabe muy bien qué en ese pedazo de bañera con cañones. Hasta ahí, todo medio normal. La subida de tono llega con una tormenta-vórtice que pone al buque patas arriba, perdiendo todo tipo de señal con el Pentágono o con lo que mandase a los militares en aquellas fechas de la guerra fría. Mientras oficiales y marinería se hacen los sesos caldo intentando entender qué pasa, empiezan a verse y oírse cosas raras. Yates pasados de moda, combates de boxeo por radio con púgiles a los que no conoce ni su madre, códigos militares desfasados, avisos de que los alemanes están a las puertas de Moscú... y, como quien no quiere la cosa, se suman al festín un par de aviones caza del ejército japonés igualitos-igualitos que los de los kamikazes aquellos que chillaban 'Banzai!' antes de estamparse contra el primer buque que se les pusiese delante en Mar del Coral, Midway o Guadalcanal. Con ganas de pasarlo bien pegando tiros, por supuesto. Para redondear lo desconcertante, los horrorosos discos de Glen Miller ponen banda sonora a este insano e irreal ambiente en el que, según parece, el mundo ha cambiado más de lo habitual en demasiado poco tiempo.

 Yo creo que las setas que cogió el furriel no eran champiñones...

Naturalmente, ustedes ya se habrán dado cuenta de que el barquito nuclear yanqui ha pegado un salto atrás en el tiempo, dándose la casualidad de que ha aparecido en el mismo punto geográfico donde estaba... pero en la la víspera del ataque japonés a Pearl Harbour (7 de diciembre de 1941). A partir de ahí, aparecen subtramas a cual más inverosímil, personajes típicos del cine de aventuras (perro inteligente y travieso incluido) y teorizaciones seudocientíficas que, una de dos, o apasionan al espectador (difícil, pero posible) o le hacen partícipe de que unos días antes de las tormentosas olimpiadas rusas del 80 había que distraer la tensión Este-Oeste invocando los tiempos en que soviéticos y gringos luchaban juntos  contra los nazis y sus compinches (opción esta que sirvió para aligerar durante media semana la rabia de más de un ciudadano demócrata-republicano que se preparaba para la Hora de la Verdad, o séase la Era Reagan).

 No le llamen chinito, que luego se enfada y se lanza en picado contra 
el primer barco que se le cruce por delante

No les cuento más, salvo que, como siempre en estos casos, la película discurre entre dos cuestiones: o materializar el deseo de hacer posible lo que hasta ahora sólo era deseable, o si mejor vamos a dejarlo estar, no sea que dentro de cuarenta años la hayamos cagado y no vaya a haber hamburguesas ni partidos de béisbol ni dictadores a los que derrocar. ¿Quieren saber cómo acaba la película? Pues ya saben que la solución está en los videoclubs, filmotecas, en la TDT a la carta o, de una mala, en acudir al borrico cibernético ese que tanto molesta a la ministra en la que están pensando (lo siento, tenía que decirlo).

 Así va acabar usted (no la peli) de tanto usar el Emule. ¿Comprende?

Ah, una última cuestión. Si piensan que esta película es una simple cinta escapista, sin pretensiones artísticas y con un mensaje elemental para no pensar demasiado, tengo que advertirles que están en lo cierto. Pero da igual, porque siempre tendrán la oportunidad de ver una de esas cosas complejas y sesudas de Akira Kurosawa o de Fernando León de Aranoa que visten tanto. Aunque la verdad, y en mi humilde opinión, después de ver 'El final de la cuenta atrás', nada mejor que salir por ahí a tomar algo, y volver a casa en buena compañía para ver una de Rocco Sifredi, para acabar la noche como ya se están imaginando. Y es que ya se sabe que cuando el mundo se acaba...

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"Quien lo mueve todo en su cabeza no mueve las manos"
(Antonio Luque)

martes, 10 de mayo de 2011

Arte callejero # 2

Confiéselo, amigo: usted también pensó que el ska lo inventaron los ingleses cuando se cansaron del punk. ¡Craso error! Este ritmo jamaicano existe al menos desde los años 40, por más que los "entendidos" le pongan como fecha de nacimiento la misma que la independencia de la isla caribeña, es decir, 1962.
Podríamos seguir por este camino, pero mejor nos vamos por otros cerros. Como los de Coventry, por ejemplo. Y es que en aquellos días entre 1979 y 1983, en los que, en efecto, el "chiquirop" guitarrero renació en Gran Bretaña, los discos del sello por antonomasia del ska inglés, Two Tone, llevaban un curioso logotipo. Un tipo estilizado y esquemático vestido de traje negro, camisa impoluta, sombrero 'pork pie', zapatos brogues y calcetines blancos. O lo que es lo mismo, un remedo 'groovy' de una foto sesentera del músico Peter MacIntosh (Peter Tosh para todo el mundo). Un nombre que si a usted no le suena, algo le dirá saber que fue el mejor amigo y compañero de Bob Marley en los Wailing Wailers, justo antes de romper en las listas con 'I shot the sheriff' o la celebérrima 'No woman no cry'. ¿Todavía nada, nada? Sí, hombre, Walt Jabsco-Peter Tosh es este simpático monigote que usted garabateaba en clase de matemáticas de 2º de BUP, después de verlo en innumerables discos (vuelva a confesar, bribón: el único de su colección en el que Waltie salía era uno de Kortatu. ¿A que sí?)

Walt Jabsco no tendría un chelín, pero a molón no le ganaba ni Joe Strummer

Me llama poderosamente la atención como alguien se acordó de este ídolo entre la parroquia skin cuando tocó inaugurar el Centro Cultural Oscar Niemeyer de Avilés. Les pongo en antecedentes: un artista callejero colocó cerca del recinto una serie de pequeñas pegatinas en blanco y negro, con diversos lemas. Por ejemplo, una de ellas decía "Aviso para padres: zona de diseño", imitando el conocido "Parental advisory" que sale en los discos norteamericanos en lo que se dicen cosas de calibre grueso. Pero de todas, la mejor es esta. Un Walt Jabsco subiendo a los cielos, como diciendo "P'abernos matao, pues nos mataron, tú". ¿El arte asesinando al arte? No lo sé. Sólo sé que el hecho de que haya en esta ciudad tanto agitproper suelto derrochando mala baba de forma creativa me pone muy nervioso. Y no de indignación, sino de alegría y de júbilo. Miren ustedes mismos:


Por favor, si alguien sabe de más muestras de rabia canalizada de este autor desconocido por las calles de la villa, que tenga la amabilidad de informar. Ah, que las han quitado todas. Una lástima. Pero eso le da más gracia al asunto. Esto sí que es ars ephemera. Y lo de Duchamp... pues ya saben lo que era, ¿no?

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"Un automóvil es más bello que la 'Victoria de Samotracia'"
                                                        (F. T. Marinetti) 
 

domingo, 8 de mayo de 2011

A vueltas con los bulos de la red

Francamente, me maravilla (mejor dicho, me horroriza) ver cómo circulan por Internet correos que prometen chorradas, quimeras y milagros que, de ser cierta la mitad de la mitad de la mitad de la octava parte de su contenido, ahora mismo podríamos todos vivir del aire sin necesidad de poner en práctica las enseñanzas de Coto Matamoros. Ya saben, ese gran gurú de la autosuperación y el esfuerzo en el desempeño del trabajo diario y probo, que ha hecho felices a tantos televidentes exigentes de esta mierda de país que llamamos España.

Digo esto porque hoy, como casi todos los días, me ha llegado una nueva marea de imbecilidades por correo electrónico de parte de unos cuantos cibernautas bienintencionados que, por lo visto, todavía creen en los Reyes Magos. Omito sus nombres para evitar escarnios, pero ya que estamos, les devuelvo la pelota a su tejado con, en efecto, un correo basura que, quién sabe, igual mañana lo han recibido los 6.500.000.000 usuarios efectivos y/o potenciales de la red de redes...


ME LO HA MANDADO UNA PERSONA TOTALMENTE DIGNA DE CRÉDITO

El pasado domingo, en la discoteca Samba’s Beat de Villarviejo del Órbigo, un agente de la Guardia Civil, de incógnito, logró fotografiar al largamente buscado discjockey de la sala, avisado por el cuñado de un vecino que es yerno de la suegra del hijo de la señora de la limpieza suplente del sótano del local contiguo. Se sospechaba que su identidad real era un bulo, incluso que estaba muerto, pero no es así. El resultado está ya en poder de la Benemérita y del Instituto de Protección del Menor de Edad (mental), pero a mí me lo ha hecho llegar un amigo de un conocido que es el novio de la nieta del vicario protestante que bautizó a mi difunto primo hermano gemelo que vivía en un atolón de Micronesia, y que, por una razón de confianza, se lo ha pasado un compañero de trabajo, hijo del marido del gestor de la subcontrata de sistemas informáticos y seguridad en Internet de la cadena de franquicias Pc’s Barba.



Yo tampoco me lo creía, pero la foto es verídica y demuestra que los Estados Unidos, Inglaterra, Aznar, ZP, César Vidal y la Fundación de Ayuda contra la Droga nos han estado engañando todo este tiempo. Para confirmar su autenticidad, la prestigiosa Universidad Pontificia San Pío XIII, ubicada en la urbanización El Coto de los Rebecos, en Vancouver (Canadá), ha hecho un detallado análisis del documento que certifica SU TOTAL AUTENTICIDAD, ya que sólo se le ha pasado el Photoshop para rebajar los tonos y mejorar su definición, dada la dificultad de obtener una imagen nítida en un siniestro afterhours para camioneros, como es el caso. Es decir, que no hay duda de que la fotografía es real como la vida misma, y que los gobiernos, los ejércitos, los servicios secretos y los medios de comunicación NO PUEDEN SEGUIR OCULTANDO LA VERDAD.





Por favor, difunde a todos tus contactos este email de modo inmediato. No sólo tus hijos están en peligro, también la seguridad de nuestros soldados en Oriente medio está comprometida. Si no te lo crees, puedes consultar la página web de la agencia de noticias Angola Press, cuyos analistas aseguran que el conflicto diplomático y político que se avecina, sin duda es el aviso divino de que ESTAMOS EN LOS ALBORES DE LA TERCERA GUERRA MUNDIAL.


Además, el conocido emprendedor y líder de la empresa de informática Nicrotxof, Guillermo Puertas, y su homólogo en Váter Crack, Esteban Curros, garantizan que si envías 3.274 veces este correo, aunque sea a un solo destinatario, en cinco días te llegará un décimo millonario premiado en el sorteo extraordinario de Navidad de Prodiecu.


¡No pierdes nada y todos salimos ganando!


¡Pásalo!¡Hazlo YA!


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 (Nota: la imagen, y esto es en serio, está tomada del Fotolog de Mr. Bratto. A él le dedico este post)
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"Si no eres una parte de la solución, entonces eres una parte del problema" (V. L. Lenin)
"Una mentira repetida mil veces se asimila con facilidad a la verdad absoluta" (P. J. Goebbels)

domingo, 27 de marzo de 2011

La muerte no es el final

En este mundo, todavía hay quien se acuerda de personajes como éste. Vale que no fuese precisamente un adalid de la ciencia (de la ciencia cabal y real, quiero decir), pero no cabe duda de que con su barba, su verbo rugoso, su calvorota prominente y, no lo olvidemos, su amor por esa entelequia llamada parapsicología, el doctor Del Oso se ganó un trocito del corazón de miles de televidentes.

Personalmente, y aunque no me creo media palabra de nada de lo que contase, me relaja ver en el Canal Nostalgia de TVE aquellos programas con él en penumbra, grave, con aire (pues sí) de misterio, ante una biblioteca en la que se pueden distinguir desde un gigantesco volumen de 'La divina comedia' hasta una reproducción de un cuadro de M. C. Escher. O ese telúrico barómetro que representa a un monje que, con una varita y sentado en su scriptorium, te indicaba el tiempo que iba a hacer mañana. Una cosa tremenda, y que no merece otro apelativo que no sea "quintaesencia de lo bizarro".

En fin, que ayer hizo seis años que el entrañable Jiménez del Oso partió hacia otras esferas. Su ultrahispánica memoria no caerá en el olvido. De eso se encarga el periódico ABC.


En esta ocasión, no hay más que decir

PD. Al escribir este post, me avisa Google de que Ubú Presidente acaba de superar las mil visitas. Gracias a todos, prometo seguir en el tajo hasta un mínimo de n+1 entradas con cosas que contar. La intención, por lo menos, es esa. El resultado, sin duda, que haya alguien al otro lado. Y la consecuencia (insisto): mis más sinceras gracias a todos los lectores de esta bitácora. 

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"Leer estas cosas es como lavarse las partes íntimas con Neutrex Plus. Ya te vale, tío"
(El autor de este aforismo no desea ver desvelada su identidad)
 

lunes, 14 de marzo de 2011

Poesía urbana # 3

Ya, ya lo sé. Que es una cosa infantil, evidente y más facilona que aquello de poner una "J" delante del cartel de "Aula 4" de su colegio, instituto o reformatorio (que de todo hay en la viña del señor). Pero en fin, el hecho de que pasen delante de esta señal unos señores vestidos de azul y tolete en mano, del orden de 30 veces en dos horas, y que sigan poniendo cara de "eso no va por mi" (como si ellos estuviesen cuerdos, vamos)... Pues qué quieren que les diga. Que es poesía urbana, en resumen.

Quien dice la verdad, ni peca ni miente



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"Antes morir que perder la vida"  
(Iñaki 'Glutamato' Fernández) 

domingo, 27 de febrero de 2011

¿Que inventen ellos?

Sí señor, ¡que inventen ellos! España recicla, como si del gigante chino se tratase. Hasta en bebidas para pastilleros, celadores de hospital en turno de noche y estudiantes de oposiciones. Pero siempre con un saborcillo (en efecto) muy nuestro, muy ibérico, muy... ¿racial? Ya me imagino el anuncio de televisión: "No es Red Bull, pero te pone los cuernoooooos"...

 No hay palabras... sólo energía

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"La diferencia real entre un ejemplar falso y uno auténtico sólo se capta por las sutilezas".
(A. M. Pinna) 

miércoles, 23 de febrero de 2011

Noticia ornitológica

Acabo de enterarme (con retraso, porque ando algo fuera de este mundillo) que los ornitólogos avilesinos andan locos de contentos ante la visita de un Ampelis europeo a la villa del Adelantado. Para los neófitos, un Ampelis es un pájaro de esos que vienen una vez cada cincuenta años y que luego se marcha (en el mejor de los casos). Para los científicos, se trata de un Bombycilla garrulus hembra de no más de dos años en status de divagante muy raro. Para los niños de diversos colegios de Avilés y comarca, es una excusa para salir de su centro de tortura de profesores a fin ver un ejemplar de ave más rara que un político sin cuñados. Para los simples y necios, en fin, no es más que un bicho que vuela y que se debe haber extraviado de su olivo (ya se sabe: cada mochuelo, a su olmo, y no pidan peras a los pinos, no sea que te planten un pedazo de ****** maloliente debajo de tu bonsai... como en el que se ahorcó Torrebruno. Stop).

  El ave en cuestión, en una estupenda foto colgada en el blog de Mavea 
(Si la han hecho con el ejemplar de Avilés, pido para ellos lo más parecido a un Pulitzer de naturalismo)


¿Y qué opina éste que suscribe? Que me gustaría acercarme a verlo antes de que pase lo que suele pasar (y pasa) en este país y en casos parecidos (me callo para no dar ideas). Pero antes de que ocurra, deseo de corazón que este ave regrese al norte, que la primavera está al caer. Y que doy mi enhorabuena a los chicos de Mavea y simpatizantes por desarrollar su labor con la mejor disponibilidad que pueden. Que es mucha, no lo duden.

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"Mirlo que cantas en la noche / coge tus alas rotas y aprende a volar /
toda tu vida has estado esperando este momento para remontar"
('Blackbird', Paul McCartney)

lunes, 14 de febrero de 2011

España profunda # 4

Yo creía que estas cosas no pasaban. Que eran inventadas (inventadas ex profeso para sacarlas en Internet, se entiende). Pero no. Hoy, como Pablo de Tarso, he caído del caballo cegado por una aparición. Hoy lo he visto con mis propios ojos. Hoy, en suma, creo más firmemente que nunca que España no es que esté enferma, sino que el mal que padece es totalmente incurable. Para más inri, esta foto está tomada a 25 metros de un cuartel de la Guardia Civil. Más telúrico, imposible.

Para los lectores de fuera de Asturias: "pañar" significa "recoger". 
(Use material no retornable para la labor, en todo caso)

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"Si América bebe, España se droga, directamente"
(Julián Hernández parafraseando a Frank Zappa) 
 

miércoles, 9 de febrero de 2011

Poesía urbana # 2

Tal y como el alegre autor de esta pintada ha tenido a bien ilustrar, lo sicalíptico es algo que siempre atrae al ser humano. Poética incluida. Para ejemplo, esta muestra de humor sutil y gamberro. Y es que no cuesta imaginar a este agitproper haciendo su trabajo mientras los honrados de siempre (verbigracia: policías municipales, servicios de limpieza, jubilados ociosos) le instan a irse a su casa (en el más suave de los casos, claro). La respuesta no puede ser otra... que mandarlos a cagar. Aunque, por otra parte, tengan razón, porque en eso consiste hacerse viejo.

 Por civismo, procuren tirar de la cadena al salir del recinto.


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"Los ángeles son una cosa de la que los hombres tenemos los cojones llenos"
(Salvador Dalí

domingo, 6 de febrero de 2011

El punk no ha muerto

Eso es lo que sostiene mi buen amigo David, autor de un espléndido volumen que sorprenderá en breve a propios y extraños. O sea, que la actitud de este movimiento musical estará viva en cualquier disciplina creativa siempre y cuando haya quien aplique a la mala leche dosis abusivas de humor, sin olvidar una generosa ración de inteligencia. Valga este video como ejemplo (si su protagonista era punk o un experimento de genética escapado de un laboratorio camboyano es algo sobre lo que discutiremos en otra ocasión).

sábado, 29 de enero de 2011

Cinema Purgatorius # 1

Después de torturar a la generación crecida y deformada en los 70 con ladrillos como ‘Asignatura pendiente’ o ‘Solos en la madrugada’, y un poquito antes de hacer el ridículo en Hollywood con su esmoquin blanco al recibir el Oscar por ese otro truño llamado ‘Volver a empezar’, José Luis Garci logró un inusitado éxito de crítica y público con ‘El crack’, que, huelga decirlo, es la única película que soporto de este señor, junto a algunos momentos de ‘El abuelo’... y ninguna más.
¿Y qué tiene ‘El crack’ que no tengan las demás cintas de este señor? Humor, desde luego que no. Calidad en los encuadres, tampoco. Y una fotografía decente, menos todavía. El cine de Garci es, en general, un refrito de miles de influencias mal digeridas y un alarde de pedantería excesiva, por no hablar de unos diálogos ortopédicos, una cadencia más lenta y farragosa que una explicación de Carmen Sevilla y un abuso del tabaco rubio que, sin duda, motivarán que Pepe Sacristán, Fiorella Faltoyano o Lydia Bosch mueran de cáncer a no tardar, por culpa del director que nunca se llevó bien con la gillette. Pero estábamos en las diferencias entre ‘El crack’ y el resto de la filmografía de Garci. Se reduce, en esencia, a una cuestión sustancial: pasan cosas. No como en ‘You're the one’, por ejemplo.

‘El crack’ es una historia policíaca, en la que Alfredo Landa encarna a Gerardo Areta, un detective atormentado y muy dado a la patada en los huevos como argumento defensivo. Ambientada en el Madrid de 1981, un mal día Areta recibe la visita de un enfermo semiterminal cuyo empeño consiste en buscar a su hija treintañera, agraviada y rencorosa, para hacer las paces antes de irse a hoyo. A partir de ahí, la trama se lía, reconozcámoslo, de modo magistral, implicando a un nutrido plantel de actores que no paran de hablar ni debajo del agua. Caso de Miguel Rellán haciendo de ayuda macarra de Areta, María Casanova (¿donde demonios anda ahora?), José Bódalo (impagable comisario que alecciona vía Kypling a mi tocayo "El Brujo" en su papel de madero secreta) o ese grimoso Manuel Tejada (daba mal rollo hasta en ‘Verano azul’) al que le toca la china de "ex policía corrupto que gracias a su maldad ahora es rico, putero y cabrón". Todos ellos, la verdad, adolecen de ese rol de "cómo me creo mi personaje" que imprime Garci a sus pupilos. El único que se sale del cliché, y con nota, es Landa, que por entonces también se había librado del estigma de cómico cazurril, tipo ‘Cateto a babor’ con filmes como ‘El puente’ de Bardem, en 1978, que probablemente sea la primera película en que demuestra su gran virtud: ser un actor como la copa de un pino, por el que entonces nadie daba un duro, y al que todos hubiesen metido en el saco de Cine de Barrio per secula seculorum. Un diez por él. La trama de la peli que nos ocupa (que no voy a desvelar) lleva tanto a un puente sobre el río Tajo como a Nueva York, pasando por Ponferrada o por un ring pugilístico de Madrid que, me imagino, jamás existió realmente. Landa-Areta hurga en la mierda de todo el mundo a cuenta de explicarle al viejo qué ha pasado con la chica resentida, hasta que le salpica un asesinato en las narices, que iba destinado a él pero del que se libra por un pelo del bigote, siendo víctima propiciatoria del desenlace el único personaje entrañable de todo el mogollón, que tampoco voy a decir quién es. Areta descubre que está rodeado de traidores y resuelve el caso, para acto seguido llevar a cabo una venganza múltiple que, sin embargo, no le redime, sino que le devuelve a un día a día miserable que ‘El crack II’ (secuela bastante mala, de 1983) se encarga de revelar.

Areta-Landa, pipa en mano, ejerciendo de justiciero en una pizzería de NY. 
(No intente hacer esto en su casa, por amor de Dios...)

En resumen: una cinta de cine negro y castizo que funciona pese a que roza el despropósito dos o tres veces, sin caer en él, de modo casi circense. La mejor película del director más insufrible que ha dado la sala de butacas de la Filmoteca de Madrid. Sólo por eso (por ‘El crack’, digo) se merece que le dejen diez minutos en paz y que no le llamen retrógrado, maniqueo, pedante y amante de los tópicos más necios que concebirse puedan. Sólo durante diez minutos, o por lo menos durante la hora y media escasa que dura esta película. Merece la pena, porque además de esquivar las necedades de la época de Primo de Rivera tan caras ahora este señor, es entretenida y además tiene un discurso coherente, en el que (supongo que de milagro) las piezas encajan. Por algo la dedicatoria a Dashiel Hammett con que comienzan los créditos es la única cita que tiene sentido en todo el cine del hombre con las peores chaquetas que ha alumbrado el cine español.

PD. Nótese que en todo el texto no se ha mencionado a Hitchcock, a Cayetana Guillén Cuervo o a la Amarrosa, ni a al amor cegarato y torpón que Garci profesa a Asturias. Me ha costado un poquito, lo reconozco, pero en eso estábamos. Y es que en el fondo, a tipos así se les coge cariño, aunque sea sólo por ser parte de nuestro imaginario. Y también por películas como ‘El crack’, claro.

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"Sólo hay una cosa peor que el que no hablen de uno, y es que hablen bien"

(Oscar Wilde) 

domingo, 23 de enero de 2011

Arte callejero

Aunque el hip hop me pilla un poco fuera de onda por cuestiones de edad, no puede negarse que esta disciplina ha supuesto que muchos chavales se interesen por el arte. Algo que, en medio de la (abominable) era ni-ni, se agradece. Quién sabe si de pintar mensajes indescifrables y arengas en redondilla, alguno de esos guerrilleros del spray acaban por preguntarse quién coño eran Dalí, Escher o El Bosco. De ahí saldrán (están saliendo ya, aunque no se les vea) algunos de los mejores artistas de la década corriente. Al tiempo. Ah, que no se lo creen. Pues miren, miren:





No sé si en esta ciudad (véase la sección 'Perfil') trabaja uno de esos futuros talentos. Lo que sí se es que quien haya tenido la ocurrencia de pintar así estos armarios callejeros (creo que se llaman cajetines, pero es una suposición) está hermanando de una tacada sus habilidades gráficas con los postulados del Situacionismo y una sana provocación que a mí, sinceramente lo digo, me devuelve la esperanza en (parte de) los jóvenes. O sea, que a la vista está que hay vida inteligente y transgresora en estos tiempos confusos. Desde luego, mucho más que en esa panda de desharrapados que estos días cortan la carretera AS-17 porque, dicen, se van a ir al paro. Por cierto, 'compañeros del metal' ¿qué tal si en vez de jodernos a los que SÍ vamos a trabajar, os vais a quemar bidones delante de la casa de vuestros patronos? Así, por lo menos, le dabais caña a alguien con un mínimo de sentido. Y de paso, evitabais que la gente se ponga en contra de vosotros y no diga lo que ya os imagináis que dicen de vuestras madres, vuestras hijas y vuestras novias.

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'La provocación no está en la mano que ejecuta sino en el ojo que se ofende'
(Hermandad Goliarda)

jueves, 13 de enero de 2011

Un señor concierto (aunque algo inusual)

Hablar de Luis Delgado (Madrid, 1956) es hacerlo del lado más arriesgado e investigador que ha dado la música española de los últimos treinta años. El hombre que está detrás de grupos como Calamus o Atrium Musicae (junto a los hermanos Paniagua y Olavide) recaló en Avilés para dar un concierto que estuvo a mitad camino entre la actuación musical, la conferencia sobre organología y el espectáculo visual, salpicado por gotas de ese humor ácido y socarrón que subyace bajo cualquier artista que sepa ganarse al público con propuestas difíciles. Todo ello ante un inusual lleno en el Museo Alfercam de la villa asturiana, cuyo público no se caracteriza precisamente por abarrotar conciertos que no sean gratis y en los que no haya chicas ligeras de ropa o papichulos con Rayban de pera. Por suerte, los tiros iban por otro lado, y todos pudimos disfrutar de un viaje sonoro que tuvo como base una selección de los instrumentos exóticos que conforman el fondo del Museo de la Música de Urueña, del que Delgado es director.

Esto es un ud. Y Luis Delgado, casi en trance. Pero de verdad, no de pegote, estilo quienes-ya-saben.
(Foto: Rafa B) 

Así, desde una triada de piezas medievales españolas interpretadas con el morisco ud, hasta la espectacular recreación de la pieza central de la película ‘Ultimátum a la Tierra’ con el theremin (que difícilmente olvidarán los asistentes a este prodigio), la tarde supuso un recorrido por el tiempo y el espacio musical de la Humanidad. O lo que es lo mismo, una lección de ingeniería e historia sonoro-sociológica (¡lo juro!) partiendo de la hipnótica bramadera del Magdaleniense (un instrumento que tiene la friolera de 10.000 años de antigüedad), y llegando al cautivador sitar eléctrico de Vinnie Bell, pasando por, entre otros, los muy castellanos salterios, guimbardas y flautines de centeno. Mención aparte merecen los impactantes (por el tamaño) palos de lluvia chilenos o didjeridoos australianos, o las ocarinas y estatuillas sonoras de las tribus mesoamericanas, de las cuales el músico extrajo notas de colorido y emoción, entre las carcajadas, admiraciones y ovaciones arrancadas a una audiencia literalmente cautivada, que no dejó de sorprenderse ante los sonidos, apariencia y ejecución de la treintena de ingenios musicales puestos en solfa por el protagonista de la velada. Y todo con el gracejo del que sabe que un concierto es un hecho único, y que, rizando el rizo, hace suya aquella sabia máxima romana de ‘instruir deleitando’ en pleno siglo XXI.

Delgado es un profesor, un showman y un artesano, pero sobre todo, un músico como la copa de un pino. Sólo así se explica que no se le resista ninguna técnica instrumental y que, tras la actuación y entre firmas de viejos vinilos y CD’s, anunciase a los seguidores allí reunidos la inminente nueva entrega (cuarta) del dúo electroacústico Mecánica Popular, que comparte con Eugenio Muñoz y cuyo contenido incluirá varias recreaciones del compositor y teórico de la musique concrète Pierre Schaeffer.

(Corolario: el que no quiera oír, que no oiga. Ya hay bastantes sordos funcionales en este mundo como para intentar convencer a nadie de que hay música más allá de la papilla de las FM. Peor para ellos, porque en este lado de la trinchera tenemos a tipos como Luis Delgado, que son de los que dan ciento por uno. ¡Vuelva pronto, Mr. Pa-wu Man!)

El músico, riéndose por dentro mientras toca el salterio. La concurrencia, cautivada.
(foto: Adri Quintana)


(Luis Delgado actuó en Avilés el 5 de noviembre de 2010) 

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¿I vosté, com es qu'encara no s'ha suicidat?
(Ho diu Josepe, 'el mig amic') 


sábado, 8 de enero de 2011

España Profunda # 3

Como una imagen vale más que mil palabras descriptivas, esta foto se explica con sus seis palabras corroídas por el óxido. En lo tocante a mí... no tengo palabras. Les doy mi palabra de honor.


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"Lo peor de las drogas es que son muy caras"
(Antonio Blanco)

miércoles, 5 de enero de 2011

Cantábrico de emociones

Tomo prestado el título de un disco de Nacho Laguna para titular este post. Este es el mar del norte. El Cantábrico. De cara al mar, dicen, las dudas se disipan y uno ve en la inmensidad del agua las propias profundidades de uno mismo, como la sentía Friedrich en aquel cuadro del hombre en un risco ante la niebla. Ignoro las razones, pero estar frente a esta mancha de agua me ha reconciliado temporalmente con algo que no sabría definir. O sea, que la paz interior existe, si sabemos dónde encontrarla. Probad a estar en silencio en un lugar como el de esta imagen. Luego, poco a poco, podréis entrar en el ruido de la vida diaria un poco más sosegados.
Y dejemos las tonterías de T. Lobsang Rampa (uno de tantos estafadores pseudoespirituales que han hecho caja de incautos ansiosos) para crédulos con estrés y pocos principios. No hay que buscar lo grande en el Tibet o en el lago Titicaca. La verdad está mucho más cerca. Dentro de nosotros, mismamente. Lo demás son tonterías para borregos en busca de gurús sin escrúpulos. Avisados quedan los ingenuos, por si hacía falta decírselo a alguien.

El Cantábrico, liso como un plato, desde el mirador del Espíritu Santo (Muros de Nalón) 
(foto: Rafa B)

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"Todo lo que se leía, tragaba, chupaba, admiraba
proclamaba, refutaba, defendía; todo eso no eran sino fantasmas odiosos,
falsificaciones y mascaradas. Hasta los traidores eran falsos".
(Louis Ferdinand Céline)

sábado, 1 de enero de 2011

Feliz cañón nuevo

¿Crisis? ¿Qué crisis? Nada, hombre, por amor de Dios. El sol brilla con un naranja sólo comparable al cielo de Hiroshima, el dinero nos sale hasta por las orejas, el hambre y las enfermedades son pasado y las guerras sólo son historias que ocurren en la pantalla de nuestra Playstation 69. Puede que 2011 pinte un poco peor que el pasado 1936... quiero decir, 2010. Pero unas poquitas balas han sido suficientes para librarnos de nuestros enemigos más queridos. Qué razón tenía aquel honorable dictador de república bananera cuando dijo "yo para ser feliz quiero un cañón". Nuevo, por supuesto. Y es que como cada 1 de enero, nos estrechamos las manos antes de apretar el gatillo. Qué felices somos.



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"Al final del túnel tiene que haber una luz, 
pero sólo puedo verla si cierro los ojos"
(Marshall Jefferson)