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viernes, 5 de junio de 2015

Un homenaje (escrito y con vídeo añadido) a Frank H. F. Invernoz

(Este post, con sus correspondientes abrazos, es un humilde reconocimiento al valor y humanidad del gran Frank Invernoz. He tardado años en decírselo, y él lo sabe, pero ahora lo repito en público: que admiro su forma de escribir, de esas que pinchan y acarician por igual con no más que unas pocas palabras y un cargamento de buen humor y mejor corazón; también, que es de los que piensan lo que dice, siendo a la vez de los pocos que DE VERDAD dice lo que piensa; y que me descubro ante él por esa entereza, tan firme como discreta, con la que sabe encarar las adversidades. Por ello, intentando imitar su peculiar forma de escribir, querría compartir con cualquier lector de esta bitácora este pequeño "pastiche", apropiándome de su estilo para homenajear al Escritor de Ultramar, o H. F. si lo prefieren, o Frank Invernoz, que tanto monta. Con todo afecto para vos, ¡grande!)

¡Querido amigo, qué bueno leerte! Aquí, tras leer tu carta, en extraño silencio y una vez detrás de otra para asegurarme de que no me engaña la vista, juro que me quedo perplejo con las últimas noticias que me envías. Sobre todo ello me he puesto a pensar con detenimiento, casi diría que hasta la extenuación, de modo que luego de esos cuatro interminables segundos de intensas reflexiones, he concluido lo siguiente: igual que ciertos vinos se agrian y revientan de heces por no sacarlos de la barrica, yo recomendaría a esos de quienes me hablas, únicamente por su bien y no ya por el de los demás -que también, claro- que salgan ipso facto y ya mismo de sus repelentes bodegas, y se vayan a tomar... esto de aquí, por ejemplo: